La actividad física es una parte importante de su tratamiento. Estudios científicos han demostrado que el ejercicio puede reducir el dolor y mejorar la funcionalidad, el estado de ánimo y la calidad de vida de los adultos con artritis y puede ayudar a controlar otras afecciones crónicas comunes, como diabetes, enfermedades cardiovasculares y obesidad.
El ejercicio mejora la rigidez y la limitación de los movimientos causados por la artritis. También puede mejorar la flexibilidad, fortalecer los músculos, mejorar el sueño, fortalecer el corazón, ayudar a adelgazar y mejorar la apariencia física. Es por tanto fundamental hacer ejercicio, incluso desde el inicio de la enfermedad, con el fin de mantener la movilidad completa de las articulaciones.
Puntos importantes:
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El ejercicio físico moderado no representa ningún riesgo para las personas con artritis.
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Se deben evitar los deportes que requieren contacto físico como futbol, baloncesto, balonmano…
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El ejercicio debe hacerse además de las actividades diarias. Se puede realizar durante el día, con sesiones de 10 minutos como mínimo.
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Siempre comenzar lentamente y con poca actividad y modificar la actividad si los síntomas de artritis aumentan.
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Los ejercicios dentro del agua (natación, acuagym, etc.) son una buena opción, porque ejercen menos tensión en las articulaciones que el ejercicio que se practica en tierra, especialmente cuando ya existe daño en las articulaciones que soportan el peso del cuerpo.
Fuente: Aprendiendo a convivir con la Artritis Reumatoide. Información para el paciente Preguntas y respuestas para las personas que tienen artritis reumatoide, sus familiares y cuidadores. Sociedad Española de Reumatología. Febrero 2017. Disponible en https://inforeuma.com/wp-content/uploads/2017/02/Informacion_pacientes_AR_DEF.pdf