El síndrome metabólico es una agrupación de varios factores de riesgo cardiovascular en una misma persona: obesidad abdominal, hiperglucemia, hiperlipemia e hipertensión arterial; lo que determina un elevado riesgo de sufrir un infarto de miocardio.
La pérdida de peso ha demostrado que mejora todos los factores de riesgo observados en los pacientes con síndrome metabólico; por ello, la base del tratamiento es la pérdida de al menos un 5 a 10% del peso corporal mediante una alimentación adecuada y un aumento en la actividad física.
Actualmente, existe suficiente evidencia científica de los efectos beneficiosos de una dieta saludable en la prevención de estas enfermedades. Además de reducir el colesterol y los triglicéridos, una dieta adecuada, como la dieta mediterránea (rica en verduras, frutas, legumbres, lácteos, aceite de oliva), tiene otros efectos beneficiosos sobre la pared vascular. Puede ayudar a reducir los efectos nocivos producidos por la oxidación y disminuir la tensión arterial y la resistencia a la insulina.
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