test de antígenos se han convertido en una herramienta fundamental para detectar positivos y contagios por coronavirus en apenas 15 minutos. Se pueden hacer en casa y también en las farmacias, desde donde se han vendido durante las últimas semanas cientos de miles, casi un millón. Prácticamente quien más y quien menos se ha realizado un autotest.
El uso de estas pruebas está muy extendido y todos sabemos que un test consta de: un cassete de plástico, las probetas con los productos químicos reactivos y los hisopos o ‘palitos’ con los que se recogen las muestras de la mucosa. Hay mucha información sobre cómo realizar el test, cómo evitar los errores más comunes y cuándo es el mejor momento para realizarlo si tenemos síntomas, pero existen muchas dudas sobre cómo hay que deshacerse del test cuando ya se ha utilizado.
La solución a esta incógnita está en las instrucciones de los fabricantes. Según el prospecto de estas pruebas, los tests deben tirarse a los contenedores grises de basura doméstica. Algunos fabricantes incluyen dentro de los paquetes bolsas especiales de plástico en las que introducir todos los elementos para facilitar su procesamiento. Son bolsas especiales en las que se identifica que su contenido es biológico. Es importante resaltar que en ningún caso sería a través del Sistema Integrado de Gestión y Recogida de Envases (punto SIGRE) de las farmacias, ya que esta vía gestiona sólo medicamentos caducados. Los que sí se pueden reciclar son los embalajes de cartón en los que se comercializan los test, que se deben depositar en el contenedor azul de papel y cartón.
La Unión de Consumidores de la Comunitat Valenciana advierte que sería conveniente una campaña informativa dirigida a los ciudadanos para concienciarlos sobre cómo gestionar este tipo de residuos. Reconocen haber recibido muchas quejas de usuarios porque se encuentran restos de los test de antígenos incluso por la calle. Además, hay una preocupación creciente de los ciudadanos porque los residuos de las mascarillas y de los test de antígenos acaben finalmente en las plantas de tratamiento sin facilitar su reciclaje.
Alternativas para mejorar la gestión de estos residuos
Varias son las opciones que se plantean. Sabemos que los test usados no son biopeligrosos cuando trascurren varias horas desde su realización, por lo que podrían devolverse a las farmacias y que a partir de ahí se favoreciese el reciclaje, creando un sistema de gestión y recogida de estos residuos. En este sentido, desde el colegio de farmacéuticos de Valencia recuerdan que en el convenio que han firmado con la Conselleria de Sanitat para facilitar la notificación de positivos entre quienes se realicen estos test en las farmacias, se prevé que los centros de salud equipen a la red de oficinas de farmacia con contenedores especiales para este tipo de residuos.
La otra opción vendría de la mano de los fabricantes que se deberían plantear buscar otros modelos de test con menos plásticos. Algunos apuntan a un modelo más similar al que existe en otros países con un marco de cartón, en vez de plástico y con un diseño que necesite de menos artículos. Otra opción podría ser diseñar un marco estático sin cierre, en el que se pudiera pinchar la muestra desechable cada día. Finalmente, la idea de comercializar cajas con más de un test podría ser de utilidad para cuando una persona con síntomas se tiene que repetir los test varias veces o para trabajadores de residencias o de centros de trabajo que se realizan test diarios.
Fuentes consultadas (31/01/2022):
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