Alrededor de la vacunación para prevenir la infección por coronavirus se ha formado una nube de dudas que estamos intentando disipar con nuestras noticias. La eficacia y la seguridad de las vacunas son dos de los aspectos que más dudas generan en los ciudadanos y esta incertidumbre se acrecienta cuando los candidatos a vacunación son grupos de población especiales.
- Pacientes candidatos y receptores de trasplantes de órgano sólido.
Hay que tener en cuenta que los pacientes trasplantados no han sido incluidos en los ensayos clínicos de las vacunas actualmente aprobadas. Es esperable que la eficacia pueda verse comprometida en grado variable dependiendo de la duración del trasplante y de la intensidad de la inmunosupresión. Por la naturaleza de las vacunas aprobadas, no es esperable que el perfil de seguridad sea diferente al de la población general.
Es necesario priorizar la vacunación de pacientes en lista de espera pre-trasplante, debido a la mayor gravedad de la infección en los primeros meses pos-trasplante. La vacunación debería ser facilitada por las unidades de trasplante de referencia o por los médicos especialistas.
- Pacientes con inmunodeficiencias o en tratamiento inmunosupresor o inmunomodulador.
No existen datos de eficacia y seguridad de las vacunas disponibles en pacientes de este tipo, ya que no han sido incluidos en los ensayos clínicos en número significativo. La eficacia puede verse comprometida en grado variable, dependiendo del tipo y gravedad de la inmunodeficiencia. Es esperable que el perfil de seguridad sea similar que en la población general.
Los pacientes con inmunodeficiencias o en tratamiento inmunosupresor se deben vacunar frente a COVID-19 ya que la tecnología utilizada en estas vacunas (ARN mensajero) no supone ninguna contraindicación en este grupo de población. Se recomienda la vacunación en el momento en el que la enfermedad de base sea estable o con las menores complicaciones posibles. Hay que tener en cuenta que no se debe interrumpir ni modificar el tratamiento inmunosupresor para recibir la vacuna sin supervisión médica.
- Pacientes con cáncer.
La eficacia de la vacuna puede ser menor, sobre todo en aquellos que reciben anticuerpos contra las células B o quimioterapia intensiva. La información sobre seguridad es muy limitada, sin embargo hay evidencia para avalar la vacunación para prevenir el COVID-19 en este grupo de pacientes, ya que las vacunas aprobadas, basadas en ARN mensajero, se consideran adecuadas.
Los pacientes con cáncer deben vacunarse, estén en tratamiento con quimioterapia, radioterapia o inmunoterapia. Además, no debe modificarse la pauta de estos tratamientos sin supervisión del médico.
- Pacientes anticoagulados.
La eficacia y seguridad de las vacunas no se ha visto modificada en pacientes que siguen un tratamiento anticoagulante. Este grupo de pacientes deben vacunarse, puesto que la vía de administración de la vacuna (intramuscular) no supone ninguna contraindicación, con la precaución de presionar la zona de administración (sin frotar) al menos 3 minutos. Se recomiendan seguir las siguientes medidas:
– pacientes en tratamiento con fármacos antagonistas de la vitamina K (acenocumarol o warfarina) deberían tener un INR dentro del rango terapéutico en un control reciente.
– pacientes con anticoagulantes orales de acción directa (ACOD) o heparinas de bajo peso molecular (HBPM) no precisan suspender el tratamiento previo a la vacuna.
– pacientes con hemofilia o trombopatías, el hematólogo deberá dar indicaciones específicas.
- Niños y adolescentes
Las vacunas actualmente aprobadas no cuentan todavía con información sobre la eficacia y seguridad en niños y adolescentes de menor edad, ya que estos grupos no han sido incluidos en los ensayos clínicos. Solo una pequeña parte de los casos confirmados de COVID-19 (10-13%) han ocurrido en niños. Asimismo, las formas graves y las muertes en este grupo de edad están siendo eventos de muy baja incidencia, comparados con la población general. Por otra parte, no se ha comprobado que la población infantil contribuya de forma significativa en la transmisión comunitaria. Por estas razones, y a la espera de tener mayor evidencia en los estudios, la vacunación infantil no se ha incluido entre los grupo prioritarios a vacunar en las primeras fases del programa de vacunación. Como excepciones, los niños y adolescentes que sean grandes dependientes se vacunaran en la fase 1 actual y en fases siguientes los que presenten trastornos neurológicos y cognitivos que acuden o residente en instituciones.
- Mujeres embarazadas o en periodo de lactancia.
Existe limitada experiencia de uso en mujeres embarazadas. Los estudios en animales no indican efectos dañinos directos o indirectos con respecto al embarazo, desarrollo embrionario/fetal, parto o desarrollo posnatal. A la espera de la obtención de más datos y en base al principio de precaución, no debe proponerse la vacunación generalizada a mujeres embarazadas en esta 1ª etapa de la estrategia de vacunación. Puede administrarse la vacuna en mujeres embarazadas que por condiciones concomitantes tuviera un riesgo individual de complicaciones por COVID-19 muy elevado, tras decisión voluntaria e informada de la embarazada en función de su propio balance beneficio-riesgo individual.
La administración de la vacuna frente a COVID-19 basadas en ARN mensajero, pese que aún no cuentan con estudios definitivos, no es esperable que supongan un riesgo para la mujer, la lactancia o para el bebé. No obstante, tanto la lactancia como la vacunación deben responder a una decisión informada de la madre, que debe disponer de la mejor información posible.
- Pacientes alérgicos.
No se debe generalizar y excluir de la vacunación a todas las personas que hayan tenido reacciones graves a medicamentos y/o alimentos. Las vacunas frente a COVID-19 están contraindicadas en aquellos pacientes que han sufrido reacciones alérgicas previas a sus componentes. En el caso de las vacunas de Pfizer/BionTEC y Moderna debe destacarse que contienen polietilenglicol (PEG) en su formulación. Ninguna contiene trazas de huevo ni antibióticos. En cualquier caso, se dispone de medicación para el tratamiento de una reacción alérgica en el lugar de la administración de la vacuna y se debe garantizar una vigilancia al paciente tras haber recibido la vacuna.
En cualquier caso, debe recordarse que las vacunas previenen la enfermedad sintomática, pero no se descarta que las personas vacunadas puedan infectarse aunque permanezcan asintomáticas, por lo que, tanto el paciente como las personas de su entorno, deben seguir manteniéndose las medidas establecidas vigentes.
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