Esta semana se celebra el Día Europeo para la Prevención del Riesgo Cardiovascular con el objetivo de sensibilizar a la población sobre la importancia de la prevención de las enfermedades cardiovasculares (ECV).
Las ECV son un grupo de patologías que implican desórdenes en el corazón y en los vasos sanguíneos, entre los que se incluyen: cardiopatía coronaria, enfermedades cerebrovasculares, arteriopatías periféricas, cardiopatías congénitas, trombosis venosas profundas y embolias pulmonares.
Las ECV siguen siendo la primera causa de muerte en España. En el año 2020 murieron en nuestro país más de 100.000 personas por causa cardiovascular lo que supuso un 24% de los fallecimientos totales. Tras dos años a la baja en el número de fallecimientos por ECV, durante la pandemia de la COVID-19 se produjo un aumento de las muertes por estos desórdenes, teniendo en cuenta que el coronavirus ha sido más agresivo entre los pacientes que tenían patologías previas, como las ECV. La buena noticia es que tenemos en nuestra mano una estrategia clave para luchar contra estas enfermedades: la PREVENCIÓN. Según la OMS el 80% de los infartos de miocardio y de los accidentes cerebrovasculares prematuros son prevenibles con hábitos de vida saludables.
Es cierto que el riesgo de padecer una ECV también se asocia con factores de riesgo no modificables sobre los que no podemos intervenir, como la edad, el sexo, la raza y los antecedentes familiares. Pero también las ECV se relacionan con factores de riesgo modificables, sobre los cuales es clave intervenir para evitarlos y sobre los que se centran las estrategias de prevención. Algunas pautas generales para prevenir los factores de riesgo modificables son:
- Evitar el sedentarismo: lo ideal es hacer ejercicio todos los días, que sea algo incluido en la rutina diaria y adaptado a la edad y condición. Elija una actividad que le guste para sentirse más motivado.
- Dejar de fumar: proponerse una fecha límite para dejar de fumar y comunicarlo a las personas del entorno es una buena estrategia. El primer lugar en el que debe prohibirse fumar es en su domicilio, siendo así más fácil dejar el hábito. Si por sí solo no es capaz de dejar de fumar, busque ayuda. Existen programas de apoyo para ello.
- Perder peso y controlar el colesterol: el sobrepeso o la obesidad son considerados como un factor de riesgo cardiovascular y desencadenante de otros factores de riesgo como hipertensión arterial o la diabetes. Es clave evitar en la dieta grasas saturadas y alimentos muy procesados. El ejercicio físico también es un buen aliado para controlar el peso y el colesterol. Si a pesar de estas medidas no consigue alcanzar un peso adecuado a su condición, un profesional sanitario puede indicarle medidas dietéticas específicas. Si los niveles de colesterol no son adecuados, su médico valorará la necesidad de iniciar un tratamiento, según su situación.
- Control de la tensión arterial: controlar el consumo de sal, evitando precocinados y embutidos y limitar el consumo de alcohol es fundamental para el buen control de la tensión arterial. También realizar ejercicio físico de forma regular, mantener un peso adecuado y evitar el estrés ayudan a mantener la tensión arterial en rango adecuado.
Fuentes (consultadas 07/03/2021)
– https://secardiologia.es/comunicacion/notas-de-prensa/notas-de-prensa-sec/13104-coincidiendo-con-la-pandemia-la-mortalidad-cardiovascular-vuelve-a-crecer
– https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/cardiovascular-diseases-(cvds)
– https://www.riojasalud.es/servicios/nefrologia/articulos/que-es-el-riesgo-cardiovascular
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